
Viajar, conectar, flipar y sentir… verbos para vivir (Capítulo 2)
«Pienso que este es el final más oportuno para este capítulo 1 de “Viajar, conectar, flipar y sentir… verbos para vivir”, pero no te preocupes, que en nada me pondré delante del teclado para hablarte de la segunda mitad del 2024, que aún quedan anécdotas y momentos de aprendizajes que compartir.»
Cuando se terminan los San Fermines, cada año cantan el ‘pobre de mí’, entiendo que en una mezcla de nostalgia por la fiesta que se termina y en la espera que comienza hasta un nuevo ‘chupinazo’.
Pobre de mí es lo que pensé al leer la reflexión que encabeza el comienzo de esta newsletter: “en nada me pondré delante del teclado para hablarte de la segunda mitad del 2024, que aún quedan anécdotas y momentos de aprendizajes que compartir…”, pobre de mí, sí, y un poco iluso, también.
Ese ‘en nada’ han sido, y ahí va la cosa, casi seis meses de diferencia. Y puedo decir también, lo rápido que pasa el tiempo cuando lo piensas.
Pero lo cierto es que, igual que escribir el resumen de la primera mitad del año 2024 en febrero de 2025, tuvo su punto positivo, escribir la segunda parte de ese mismo año a estas alturas también lo tiene.
Ahora que agosto ya toca a su fin y estoy centrándome en las cosas que vendrán entre septiembre y diciembre, tomar esta perspectiva de ver lo que hice durante el segundo semestre del año pasado me da una comparativa ideal.
Como esas gráficas de Google Analytics dónde comparas lo que sucedió este año versus el año pasado.
Además, rememorar fotos del verano y de los viajes de esos últimos meses, me ayudó a tomar perspectiva, a ver en qué cosas estaba pensando yo ahí y en verme comparado con el ‘Carlos de entonces’, que aunque parezca una bobería, algunas cosas han cambiado.
Tampoco quiero alargarme con preámbulos por aquí, que me conozco, así que, sin más dilación, te dejo el capítulo 2 del año 2024, dónde quedó más que latente que eso de viajar, conectar, flipar y sentir = vivir es una verdad como un templo, al menos para mí.
Retomando
Este ejercicio es, un poco, como ese resumen que te hacen de la primera temporada de la serie que estás viendo, cuando comienzas la segunda temporada.
En el anterior capítulo, terminé con el viaje a Huesca, que fue una auténtica pasada, la verdad.
La vuelta a casa, después de haber viajado bastante, fue como un remanso de paz -aún no sabía algunas cosas que tendría por delante- y tocó disfrutar de un verano tranquilo, de quedar con los amigos, de los ratitos de relax, de ir a la playa y sobre todo, de volver a la montaña (poco a poco, pero menos es nada).

Disfrutando de días de desconexión en El Hierro
Entre algunos momentos de fiesta, cenas, cumpleaños y ratitos frente al mar, tocó cerrar alguna cosa más en lo laboral y tuve la suerte de acudir a un evento, organizado por la Universidad de La Laguna, para hablar de las oportunidades laborales de los entornos rurales, lugares que siempre defendemos -desde Pueblos Remotos- que están llenos de oportunidades.
El verano no estuvo exento de algún viaje, pero esta vez, algo más cortito y cercano, para disfrutar, con todos sus matices, de una isla que me encanta: El Hierro.
La isla de El Hierro es un lugar perfecto para desconectar, balancear y volver con energía renovada. Muchos son los rincones que te invitan a estar tranquilo, conversar o simplemente ver caer el sol por el horizonte -al margen de disfrutar de unos ‘charquitos’ increíbles para bañarse-
Entre desconexión, viajes cortos y mood veraniego, tocó también sacar trabajo adelante y con la promoción del último ‘Pop Up Coliving’ que hicimos la isla de La Gomera, pudimos organizar un Meetup en el que volvimos a conocer y a conectar con personas increíbles.
El mismo tuvo lugar en el espacio de coworking Cuarto Veintitrés, ubicado en Bajamar (Tenerife) y allí conocimos algunas personas que han sido clave a nivel profesional -y personal- en este 2025, además de sumar a algunas personas a la experiencia, que la enriquecieron de sobre manera.
El verano no terminó ahí, y pude disfrutar de volver a visitar rincones que hacía mucho tiempo que no visitaba, como el municipio de Vilaflor (Tenerife), para acompañar una vez más a Rebeca Herraiz en sus aventuras por los markets de Canarias.
Una vez ‘terminado’ el verano -que por aquí casi comienza más en septiembre que en junio- vinieron de nuevo los viajes y algunas frikadas.
Septiembre fue el mes de volverme a poner un dorsal. Como te conté en el anterior blog post, empecé la primera parte del año con una lesión de rodilla que me tuvo en el ‘dique seco’ casi un mes y medio, poco a poco volví a entrenar y tocaba hacer un ‘test’ para ver como iba la cosa.
No pudo haber mejor escenario: la Vertical de ‘El Risco’ de Teno. Un paraje increíble en el norte de la isla de Tenerife y una de las subidas de montaña más guapas que puedes hacer por aquí. El test fue bien y yo me quedé más tranquilo.

Disfrutando de la Vertical El Risco (Buenavista del Norte) 2025
A la vuelta a la montaña, se le sumó otra frikada de esas que no me esperaba y es que el año pasado me aboné al equipo de la isla, el Club Deportivo Tenerife -no con demasiada suerte, porque descendimos de categoría…- Aún así, fue una buena decisión para volver a quedar con amigos y tener alguna distracción, diferente.
A partir de septiembre, volvieron los aviones. Primero fue un viaje tranquilo hasta Holanda y Bélgica, para poder visitar a un buen amigo y conocer bien los rincones de Ámsterdam, así como otras ciudades muy interesantes como Amberes ó Utrecht -esta última me gustó mucho, la verdad-. Fue uno de esos viajes que te llenan de inspiración, buenas conversaciones y que te ponen la mente a trabajar a mil por hora. Estaré eternamente agradecido a Pablo, por acogernos tan bien por allí.
Al viaje a Ámsterdam se le sumó La Gran Kedada Rural (LGKR), en Kuartango (Álava), para pasar un fin de semana lleno de ruralidad, cultura, proyectos que están generando impacto positivo y poder desvirtualizar, una vez más, a un montón de personas que tenía ganas de conocer en vivo y en directo.
Por si los kilómetros habían sido pocos, después del País Vasco tuvimos un viaje ‘relámpago’ a París. Una noche hablando con mi pareja me dijo que Chance Peña -un cantautor que nos gusta y nos conecta mucho- daba tres conciertos en Europa: Londres, París y Berlín. El único que nos encajaba -literalmente hablando- en fechas era París, así que, hicimos realidad un pequeño capricho -que para estas cosas también se trabaja- y nos plantamos en la ciudad del ‘amor’ a disfrutar un poco más -y ¡qué guapo estuvo el concierto de Chance Peña!
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El aterrizaje desde tierras parisinas fue literalmente en La Gomera, para darle forma al Pop Up Coliving que organizamos con Pueblos Remotos. Fue un contraste divertido pasar de una ciudad llena de gente y de ir de un lado para otro ‘esquivando’ turistas, a estar en medio de un pueblo pequeño y tranquilo, como es San Sebastián de la Gomera.
La experiencia fue un lujazo. Tuvimos la suerte de organizarla en un espacio de coliving que nos daba todas las facilidades: Cactus Coliving y, por supuesto, contar con un grupo de personas comprometidas.
Fue, todo sea dicho, la primera experiencia que hacíamos cien por cien en inglés (el blog post resumen que escribió Alfonso, bien lo refleja) y visto con perspectiva, fue un éxito hacerla así -y eso que la mayoría de los participantes eran hispanohablantes- porque supuso un reto del que salimos más reforzados.
El año 2024 fue también la prueba y el reflejo de la comunidad que se ha ido gestando desde 2021 en Pueblos Remotos. Poder reunirnos un grupo de casi veinte personas a la sombra del evento Foro Géiser fue una auténtica gozada.
No es fácil ver a personas con diferentes bagajes que comparten tantas cosas y objetivos vitales en común. Verlo desde fuera, fue todo un regalo y por aquí sólo puedo repetir ¡Gracias por existir!

La comunidad de Pueblos Remotos durante el Foro Géiser 2024
Pero, el año aún no había terminado y algún que otro viaje quedaba en la recámara. Gran Canaria fue uno de los últimos destinos, para volver a conectar con un proyecto del que me había desconectado -por causas de fuerza mayor- desde antes de la pandemia: el TEDx -en este caso, el TEDxULPGC-. Que bonito fue revivir todo lo que supone participar y colaborar con un evento como un TEDx y el sitio para hacerlo fue un escenario de lo más apropiado: la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Y… llegó el último viaje del año, que aunque fuera dentro de Tenerife, casi, casi, estaba más lejos que pillar un avión. Bromas aparte, nos tocó ir hasta el municipio de Guía de Isora (Tenerife) para darle forma a la cuarta edición de los PR ULL -proyectos en los que trabajamos con equipos de estudiantes universitarios de la Universidad de La Laguna para resolver retos en entornos rurales-.
El último viaje, con la energía ya algo tocada, fue un viaje de trabajo y disfrute a partes iguales, de seguir delegando y seguir creciendo. En definitiva, de aprender a aprender y de crecer a base de aprendizajes.
En el tintero se quedan muchas cosas, algunas de ellas buenas y otras malas, pero creo que esto es, en esencia, un buen resumen de todo lo vivido durante el segundo semestre de 2024.
A modo de cierre, porque creo que también ha influido en este 2025 -donde he tenido menos viajes al exterior, pero más viajes ‘al interior’- te dejo con el blog post que redactó Elsa Rodríguez, cofundadora de Pueblos Remotos, para anunciar un parón por una buena causa: ¿Y tú cuando paras?
Bonus track
El segundo semestre de 2024 también trajo historias muy interesantes hasta Pulsa el Botón, historias que te dejo por aquí debajo.
También te invito a que leas algunas de las reflexiones -y de paso que te suscribas, si no lo has hecho ya- que escribí en Dando Tecla, la newsletter en la que voy a volcar el contenido más personal.
Próximos pasos
Me tomo esta reflexión, que dejo por aquí como un punto y aparte, como una oportunidad para hablarte de los próximos pasos.
Ahora mismo estoy trabajando en renovar y reorientar la web, al completo, así que, si todo va bien, en septiembre verás nuevas cosas por aquí.
También voy a reorientar los contenidos del blog, por aquello del posicionamiento y porque quiero darle una diferenciación entre lo que escribo en la newsletter (Dando Tecla), con respecto a lo que escribo por aquí.
Cuando todo esté listo al noventa y nueve por ciento, volveré a escribir para comentártelo con todo lujo de detalles.
Para todo lo demás: viajar, conectar, flipar y sentir = vivir
The End.