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Mis historias

Sonreír es la clave

By 6 noviembre, 2022abril 25th, 20234 Comments
Sonreír es la clave

Empecé a escribir porque me gusta, simplemente me ayuda a alinear ideas, a expresarme de forma libre y compartir con quién quiera leerme aquello que siento, o pienso, en cada momento, recordando siempre que… Sonreír es la clave. 

Una breve re-introducción

Hace mucho tiempo que debería de haber escrito un artículo, blog post, entrada, llámalo como quieras, dentro de mi blog. No me voy a poner a contar, tal y como hice en otras ocasiones, el tiempo que ha pasado. El tiempo es algo lineal y lo he invertido en aquellas cosas que he considerado importantes durante todos estos meses y por una cosa, u otra, escribir en este blog, no lo ha sido. 

A lo que sí que le he dado vueltas, es a cuál sería la primera entrada que volvería a escribir, si la escribiría antes, o después, de darle un ‘repasito’  a mi web, o si simplemente me vendría algo a la mente que decidiera ‘escupir’ por aquí, tal y como ha sido el caso… aún así, tengo en mente un ‘rediseño’ de la web que espero tener listo antes de 2023, algo sencillo, pero que espero que exprese lo que quiero empezar a hacer a partir de ahora. 

Quiero dar un giro de tuerca a todo esto, empezar a escribir sobre aquello que considere importante y sobre todo, que me guste. Y quiero hacerlo mostrando un lado más humano, más cercano y más… ‘yo’, en definitiva. 

Sé que lo hice en algunas ocasiones, pero no ha sido la ‘tónica’ dominante de este blog, porque al final, siempre me decidí por escoger una temática, un posicionamiento, algo que me aportará como consultor… supongo que eso de la estrategia digital tiene algo que ver. Pero, hoy quiero ponerle un gran punto y seguido a todo esto, y empezar con mi propia estrategia.

Hoy, mientras tecleo esto con los brazos encogidos en medio de un vuelo a Madrid, quiero empezar a contarte las cosas de forma diferente y volver a disfrutar de la escritura con cada palabra que comparto contigo.

Hacer con propósito

¿Cuál es tu propósito? Estarás pensando, seguro, que ‘filosófico’ se está poniendo este Carlos, pero es algo que me llevo preguntando cada vez más desde principios de este año (2022, por si acaso lees esto en un futuro incierto) 

Si te soy sincero, no sé cuando se ubico esa pregunta en mi cabeza, quizás lo hizo tras el fallecimiento de mi madre en 2019, quizás lo reforzó la pandemia por la Covid-19, o simplemente es algo que ha estado ahí, latente desde hace mucho más tiempo del que creo… pero ¿Cada cuánto tiempo te planteas esa pregunta de verdad? y lo que es más importante ¿Cuántas veces lo haces para responderte esa pregunta a ti mismo? 

Yo sonriendo por las montañas

Disfrutando de uno de los lugares que me hacen más feliz: la montaña.

Si te ayuda con la confusión que te pueda generar la pregunta, es algo que aún me estoy respondiendo y si te vuelvo a ser sincero, no sé si conseguiré una respuesta definitiva en algún momento. 

Si hay algo que se le aproxima a ese ‘propósito’ es lo que te voy a contar a continuación, no es la parte definitiva de esta historia que es vivir, pero puede que se le aproxime bastante. 

¿Cómo medimos lo que hacemos? 

¿Cómo medimos el impacto que generamos en las personas que tenemos alrededor? ¿Cómo se mide el impacto que generas en tu familia, amigos, compañeros de trabajo, en tu entorno… en definitiva, en otras personas? (Sí, hoy toca día de preguntas 😉) 

Hay muchos indicadores que se pueden poner en marcha. En algunos rincones de occidente hemos decidido que la mayoría de esos indicadores se midan a través de la economía (PIB – Producto Interior Bruto), como de repartida está la misma y cómo influye eso en nuestras vidas. 

En otros lugares del planeta, como el Reino de Bután, han decidido establecer indicadores de felicidad, como el FIB (Felicidad Interior Bruta, te dejo un link por aquí, por si tienes más curiosidad al respecto.)  

Algo parecido a esto último es lo que he podido vivir de forma directa desde principios de 2021, cuando pusimos en marcha un pequeño proyecto, que ha ido ‘creciendo’ poco a poco y que me ha ayudado a entender mucho mejor ‘cuál es mi propósito’, o al menos, uno de ellos: Pueblos Remotos.

Pueblos Remotos, o más bien, todas las personas que he conocido gracias al mismo, me han enseñado una gran lección de vida: si quieres cambiar las cosas, empieza por cambiar CON las personas y PARA las personas, este es el eje primordial de todo lo que hemos puesto en marcha y, para mí, lo más importante que hemos conseguido en estos casi dos años de vida.

Sonreír es la clave 

Como te compartía hace unas semanas en una entrada de LinkedIn (en la que además, me comprometía a escribir este artículo): 

Hace un poco más de una semana comenzamos con esta nueva aventura:  Pueblos Remotos  – ‘The Break’, un proyecto internacional en el que vamos a compartir 24 días con 10 personas fantásticas, con ganas de cambiar las cosas y que han decidido invertir su tiempo en proyectos con sentido 🙂

Siempre que ponemos en marcha un proyecto, me gusta observar con calma lo que sucede los primeros días, cómo se adaptan, cómo viven el entorno, si están disfrutando, o no, de la experiencia, etc. Y si me puedo quedar con algo de lo que hemos vivido hasta el momento (y creo que es algo que se mantendrá hasta el final del proyecto) es con las sonrisas 😁

Hay muchas cosas que me hacen feliz de todo lo que hacemos con este bonito proyecto que hemos puesto en marcha, pero hay pocas que lo hagan tanto como ver la felicidad de las personas que lo viven.

Escribí esta pequeña reflexión cuando apenas habíamos empezado nuestra primera experiencia con ‘The Break’, octubre de 2022, el último ‘fregado’ en el que nos hemos metido y ahora solo puedo decir que esa sensación que sentía, se ha visto reforzada. 

Sonreír es la clave

De izquierda a derecha: [Arriba] Ioana, Fátima, yo, Elsa, Eleonora, Hannah, Jelena, Martina, Shari [Abajo] Andra, Talia y Lucie. Breakers octubre 2022.

Observar es otra de las cosas que he aprendido últimamente, he pasado de ser mucho más impulsivo, de accionar mucho más y de intentar vivirlo todo a tope, a pisar un poco el freno y ser consciente de lo que está pasando a mi alrededor. 

Por suerte, ser promotor de Pueblos me permite ver estas cosas desde esa perspectiva, en ocasiones a simple vista y en otras, a través del objetivo de la cámara. Sea como sea, me permite ver la evolución de las personas, como van pasando los días y surgen las conversaciones, la complicidad, el cariño y una completa alineación por todo lo que está sucediendo a su alrededor. 

Las sonrisas que expresan son el ‘cómplice perfecto’, ese indicador que te dice que todo va bien y te da esa sensación de que todo está funcionando. Da igual toda la tensión, frustración e incluso enfados que hayan podido surgir para poner esto en marcha, observar esos momentos te dicen que todo ha merecido la pena, que todo lo que estás haciendo tiene sentido y que no elegirías estar en otro lugar que no fuera ese. 

Cuando trabajas en proyectos en los que empiezas conociendo a personas y terminas echando mucho de menos a amig@s, es que estás haciendo algo que realmente merece la pena.

Esta frase, que también compartí a través de LinkedIn, le pone el sentido a todo lo vivido desde el 23 de mayo de 2021, cuando comenzamos con nuestro primer ‘experimento’ en Icod de los Vinos, todas las personas que han pasado por nuestras experiencias han dejado una huella diferente en cada uno de nosotros, muchas de ellas siguen ahí, día a día, o semana a semana, algunas incluso se han ‘subido al carro’ de la #RuralidadConectada 😜. 

Tengo algunas preguntas muy presentes, preguntas que espero ir respondiendo y preguntas que espero que abran nuevas preguntas. Una de las principales que tengo en mente es: ¿Somos del todo conscientes del impacto que estamos generando en las personas con todo esto?… Pues la verdad es que no tengo ni idea, pero lo que sí que tengo claro es una cosa, si cada vez que levante la vista y me pare a observar, veo las mismas caras sonrientes que he visto hasta ahora, sabré que al menos estamos en el camino correcto.  

[Actualización de última hora] Justo cuando estaba terminando de preparar este artículo me encontré con esta publicación en Instagram y no soy mucho de creer en las casualidades, pero…

 

Dedicado a mi madre 

Es literalmente imposible que escriba algo hablando de sonrisas, o de sonreír en general y no piense automáticamente en mi madre. Si hay algo que recuerdo permanentemente de ella, era verla sonreír o reírse, y al mismo tiempo, lo que más echo de menos en el mundo, es hacerla reír. 

Ese es quizás uno de los mayores aprendizajes que he tenido y una de las cosas que siempre llevaré conmigo: su sonrisa. Porque, incluso en los peores momentos, siempre supo mantener una sonrisa y una alegría contagiosa con las que nos impregnaba a todos 😁.

Gracias por enseñarme que incluso en los momentos más oscuros, una sonrisa puede darte la luz necesaria para seguir adelante. 

Carlos Jonay Suárez Suárez

Disfrutando del camino entre la estrategia digital, el trabajo remoto y el trail running | 🛖 @pueblosremotos | ✍🏼 @theremotebooks | 👨🏻‍🏫 @escuelaremoto

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